Pastelitos Chicotrópicos

La separación voluntaria de Robin del resto del grupo y los futuros nuevos caminos que cada uno de ellos seguirá marca en buena medida este capítulo, en el que, además, descubrimos a un nuevo gemelo malvado que se une a los ya conocidos de Robin lesbiana, Lily striper y Marshall bigotudo... ¿quién da más?

Barney tiene un plan para el grupo de los cinco (ellos, no los del club): ir a ver una pelea de robost contra wrestlers, que, si no me equivoco y por lo que se ve en el capítulo, son estos típicos luchadores de lucha libre americanos. El plan convence a todos menos a Robin, que prefiere seguir manteníéndose al margen del grupo y pasar más tiempo con Don.

Sin embargo, en el piso de Ted, éste recibe correo de la antigua inquilina del piso. Lleva años recibiéndolo pero esta vez lo que recibe le interesa. Se trata de una fiesta en el Edificio Alberta. Así que los amigos deciden ir allí antes de ir a ver la pelea. El plan es que Lily se haga pasar por la auténtica dueña de la invitación... pero ella justo llega cuando Lily va a poner en marcha el plan. El punto bueno es que Ted consigue que les cuele en la fiesta -Barney lo intenta sin éxito- y así conocen el interior del Alberta. Ted se siente como pez en el agua: la fiesta está llena de intelectualoides estirados y puede divagar tranquilamente sobre los temas que le interesan sin que nadie se meta con él. Sin embargo, sus amigos se aburren como ostras y optan por marcharse... Ted se queda, adivinando vinos y recitando en italiano la Divina Comedia de Dante.

Pero Barney, aunque está con Lily y Marhsall en la pelea, no está a gusto. Siente que el grupo se va desintegrando: primero Robin, ahora Ted y en un futuro no muy lejano, Lily y Marshall seguramente tendrán hijos y ya nada será como antes. Y entonces sucede algo: el gemelo malvado de Ted hace su aparición. En el ring. Es un luchador mexicano que vence al robot. Inmediatamente, Ted recibe un mensaje en su móvil, ve la foto y sale corriendo para reunirse con sus amigos.

La reunión es completa cuando Robin también aparece por allí justo en el momento en el que Ted está recitando uno de sus poemas favoritos y hace una mítica pedorreta... Lily y Marshall acuerdan mantenerse sin hijos hasta que el gemelo malvado que falta (el de Barney) aparezca, y para eso aún puede quedar tiempo. Ted-narrador nos dice que, aunque no siempre estuvieron igual de unidos, siempre siguieron quedando para ver las batallas de robots contra luchadores, estableciéndose así una tradición.

Por cierto, me ha encantado el detalle final... Willen...Dafoe!!!